Insomnio

"Los que duermen no pueden vivir mucho tiempo con un insomne. Es como vivir con algo sobrenatural: la gente normal comienza a sentirlo como una sombre en sus vidas". R. Aickman.

domingo, 7 de junio de 2009

Ni apocalípticos ni integrados

Las herramientas tecnológicas de la Sociedad de la Información han producido un impacto en los ámbitos sociales, económicos, culturales o de ocio (Molinuevo,2006). Televisión por cable, empleo de celulares telefónicos, Internet, mp3 , notebook son los instrumentos que en la actualidad forman parte – en dimensiones diferentes – de mi labor social y profesional. Para señalar su incidencia me apropio de conceptos planteados en la primera clase: esta incidencia “depende, entre otras cosas, de los usos sociales, y no sólo de las innovaciones técnicas”. Esta idea junto a la de Pons quien nos dice que cada tecnología tiene su filosofía, son invitaciones a la reflexión. Señalan de alguna manera apropiaciones que son bien diferentes en lo individual y en lo social. En lo personal, internet me ha permitido reencontrarme con amigos perdidos en el tiempo. Tener mi historia clínica al alcance de los profesionales médicos que consulto. Informarme y mantenerme actualizado a través de la educación a distancia. El mp 3 aligeró mi bolso al momento de salir de vacaciones: ya no necesito cargar el discman y elegir los cinco o seis cds con los que deseo musicalizar ese sitio elegido para pasar mis vacaciones. Me acercan, me aligeran, me forman sin necesidad de trasladarme de mi domicilio, me constituyen con mis tiempos y los suyos, en otro sujeto, no exento de tensiones, más o menos complejas. Un ejemplo sencillo: libros que reducen espacio e internet que lo compacta, que desde la computadora se extiende indefinidamente, con solo apretar algunas teclas.
De todos aquellos, es el celular el que me produce más resistencia. Las situaciones con este objeto, en manos de adolescentes o adultos, son clónicas. Aquí la sensación de homogeneidad que percibo es impresionante. Estos objetos ocuparon aquellos espacios que antes estaban destinados a la literatura, a la prensa escrita (ya pocos esperan en una sala médica con un libro en la mano o con una módica revista), a lo interpersonal. Trituran silencios, invaden de contenido público aquello que debería permanecer en el ámbito de lo privado. No, señora, no me interesa que me indique dónde le dejó el dinero a su hija.
Computadora. Escena de vacaciones: dejo la recepción del hotel, voy hasta las dos computadoras con acceso a Internet, ubicadas también en la planta baja, para ver si puedo revisar el correo. Como es tarde, encuentro una computadora libre. Desde que ingresé al hotel, entendí que uno debe ir a las computadoras a esas horas nocturnas – a veces, con suerte, durante el horario de la siesta- , noche avanzada, porque si voy temprano aún hay niños y si llego a la medianoche uno encuentra a los insomnes. Abro el correo, tengo mensaje de colegas, promociones, participaciones demoradas de los participantes del curso concluido en diciembre, algún mensaje de mi hermano.
Otra escena: Camino, una imagen me lleva a un recuerdo, o a varios, que a su vez imponen otras evocaciones y pensamientos conectados, creando ramificaciones azarosas en red. Es decir, navego como en los primeros tiempos de Internet, no como ahora que los recorridos en la red están más bien diseñados y son más eficaces.
Lo social: pienso a las Tics como herramientas incompatibles con las Dictaduras. Leo, reviso el derrotero que marcan los ensayos suministrados en torno a la aplicación de estas herramientas. Están cuestiones de índole económica y política insoslayables. Se abocan a procesos vinculados a países desarrollados. Queda profundizar acerca de qué ocurrió en nuestros países. Se me aparecen las tics como garantía para que las democracias se sostengan. ¿Será demasiado, sonará utópico? Hay una dimensión clandestina, rebelde, íntima que escapa a la mirada de los otros, una apropiación de estos elementos que no puede ni debe ser escolarizada. Son espacios de no obligatoriedad ¿qué ocurrirá cuando busquemos escolarizar determinados usos? Se produce un frágil equilibrio con los usos que se podrían controlar en el aula. Quizás por esto las clases de tecnología son entendidas como un medio y no como un fin. Intento escolar de imponer un código, un conjunto de preceptos, allí donde habita una cultura hecha de aportaciones múltiples, abierta a todas las apropiaciones, a tribus urbanas que se conectan, a chicos que desde su enfermedad encuentran un medio para salir de su aislamiento. Las tics no van a pasar a la escuela en forma químicamente pura, sino transformados por diversos modos de recontextualización y reformulación didáctica. ¿Cómo ponerlas a dialogar con el conocimiento, con las prácticas ya establecidas en la escuela? Construcción de toda una metodología de trabajo para las aulas. Estamos en esto.
Es que estos instrumentos nos acontecen más allá de nuestros deseos. Son transformaciones sustantivas en los modos en que se produce conocimiento, en la forma de acumular información, en cómo se interactúa con la información y no sólo esto, sino que también, estamos viendo transformaciones significativas en los modos como la gente se comunica. Y esto necesariamente tendrá su impacto en las prácticas educativas de hoy.
Castells nos señala”…en la sociedad de Internet, lo complicado no es saber navegar, sino saber dónde ir, dónde buscar lo que se quiere encontrar y qué hacer con lo que se encuentra. Y esto requiere educación”. Por otro lado vuelvo a Pons, “En lugar de repensarla escolarización, las escuelas están adoptando las tecnologías para hacerlas similares a la escuela”. Citas para poner en diálogo. Conceptos que nos ponen a pensar juntos qué estamos construyendo en la hasta ahora algo distante relación entre tecnología y enseñanza. Y destaco lo distante como algo vinculado a una cronoapropiación de las nuevas herramientas, estrechamente dependientes de las denominadas “brecha económica y brecha digital”.
Pero creo que la referencia de Castells a la educación no debemos acotarla al ámbito escolar, más allá de que nuestras prácticas nos lleven casi irremediablemente a ella. Hay que educar en el empleo de los celulares, en una postura crítica o autónoma con respecto a la información que recibimos, y hasta en cuánta deseamos recibir. ¿O es que por estar inmersos en la Sociedad de la Información no podemos elegir cuándo conectarnos a ella y cuándo no? Hay que educar para crear y fortalecer esa libertad. Promover el sentimiento de sentirnos agentes, lectores activos de esta transformación tecnológica que hoy se nos impone. Tenemos que imponer nuestro sello.
El sujeto que habita la escuela está compelido a tener que ser autor y lector –especialmente- de un tipo de texto escolar y escolarizado. El uso de Tics es una experiencia de pensamiento, y a lo mejor, en nuestro trato un poco más íntimo con ellas alguna cosa le ocurra a nuestra pedagogía, algo que todavía no aparece, que parece estar por venir (no puedo evitar ecos de J. Larrosa). El maestro es aquí ignorante, literalmente, casi como en los términos planteados por Ranciere. Las tics pertenecen al orden del poder, del saber y deben tener en su empleo didáctico, un orden moral. Porque pertenecen al campo de la experiencia incompleta, es que necesitamos percibirlas y pensarlas, ya que esta incompletud es la nuestra como docentes. La de instituciones que aún no pueden o no saben cómo darles un lugar que no sea el meramente físico.
Retomo: estas citas puestas en diálogo nos invitan a revisar supuestos y prácticas pedagógicas. En lo personal, el material teórico consultado, me implica esto, la formulación de preguntas que hasta este momento no me había realizado. En plantearme qué puedo implementar desde las posiciones que ocupo en los lugares que ocupo.
Entonces, primero tenemos que comunicarnos con las nuevas tecnologías para saber qué nos ofrecen, comunicarnos con nosotros mismos para ver qué queremos hacer con ellas, también en la escuela.
Son sólo jirones de reflexiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario